Cuándo y por qué visitar el ginecólogo?
Los profesionales al cuidado de la mujer tenemos un compromiso con su educación; es una realidad que, aún en nuestros tiempos, la visita al ginecólogo sigue asociándose a sentimientos de temor, incomodidad física y vergüenza que no deberían tener lugar. Esta valoración, como la de otros especialistas, hace parte de los chequeos de rutina de la mujer. Si logramos liberarnos de tantos tabús con los que hemos cargado por años podremos aliviar a nuestras pacientes de una ansiedad innecesaria a la hora de acudir al consultorio y facilitar la decisión de hacerlo en las que permanecen dudosas.
Un ejercicio juicioso de la medicina debe enfocarse en la prevención de las enfermedades y no en su curación. Se conoce que los ginecólogos del mundo somos los responsables de por lo menos la mitad de las visitas de promoción y prevención que hace una mujer durante su vida reproductiva; por tanto, ésta cita es una buena oportunidad para evaluar múltiples aspectos de la salud de la mujer como su alimentación, sus hábitos, su salud mental, sus vacunas o su estado cardiovascular (Según el Ministerio de Salud, en el informe ASIS 2016, las enfermedades del sistema circulatorio ocupan el primer lugar como causa de muerte en las mujeres colombianas). De otro lado, éste contacto puede ser una ocasión única para indagar por síntomas por los que una mujer comúnmente no consultaría por pudor o por considerarlos normales.
Debemos, entonces, abandonar la idea de que la consulta sólo debe motivada por alguna dolencia o molestia, por el contrario, las visitas al ginecólogo hacen parte de un proceso continuo a lo largo de la vida. Es fundamental que se establezca una relación médico-paciente basada en el respeto y la empatía para cumplir las expectativas de la paciente y los objetivos trazados por el médico. En tiempos de correos electrónicos y chat de WhatsApp no podemos olvidar que la atención presencial y la comunicación cara a cara con el paciente tienen un poder y un sentido ético y clínico, que no puede reemplazar la virtualidad.
Una pregunta muy común entre las mamás de adolescentes es a partir de qué edad sus hijas deben iniciar las visitas al ginecólogo. La Asociación Americana de Ginecología y Obstetricia recomienda que sea entre los 13 y 15 años; en un sentido práctico, considero que el primer acercamiento al especialista debe ocurrir alrededor de la menarca, es decir del inicio de las menstruaciones. Usualmente ésta primera consulta tiene como objetivo recopilar la historia médica de la adolescente y lograr que se familiarice con el profesional. Es crucial aprovechar el encuentro para obtener información sobre los cambios de cuerpo propios de la edad, la sexualidad, la prevención de embarazos y de enfermedades de transmisión sexual o la higiene intima, por nombrar algunos de los más relevantes.
El asistir acompañado por un familiar o persona significativa para la mujer debe ser una decisión propia, pues lo ideal es favorecer un ambiente donde se sienta a gusto para responder preguntas y resolver dudas.
Luego de la primera valoración, será el ginecólogo quien sugerirá la periodicidad de las citas, que, en pacientes sanas, es regularmente anual. Organismos internacionales como el TASK FORCE (El Equipo de Trabajo de Servicios Preventivos de los EE. UU) recomiendan a los profesionales de la salud que en los chequeos de rutina que realizamos a nuestras pacientes por lo menos una vez al año indaguemos sobre factores como el riesgo de alcoholismo, depresión, suicidio, violencia intrafamiliar y abuso de drogas. Incluso se sugieren cuestionarios con los que se puede hacer un acercamiento más objetivo dado que las mujeres tienes dos veces más riesgo de sufrir de depresión que los hombres.
La consulta ginecológica debe incluir la realización de una citología si usted ya inicio su vida sexual, no ha sido sometida a cirugía para extracción del útero por patología benigna y tiene una edad entre los 21 y los 65 años. En mujeres por encima de los 30 años se plantea la posibilidad de un examen complementario como es el test del virus del papiloma humano que si es negativo puede permitir el seguimiento cada quinquenio.
De otro lado la solicitud de mamografía por encima de los 45 o 50 años dependiendo de la fuente consultada y hasta los 74 años debe ser una actividad infaltable en el chequeo ginecológico.
En conclusión, en los temas de salud ginecológica es clave tener información veraz dada por profesionales calificados y no asumir como ciertas recomendaciones o afirmaciones emitidas por personas sin las herramientas científicas necesarias.
¿Y usted, ya tuvo su cita ginecológica éste año?